El crecimiento de las ciudades a lo largo de los últimos
años, y por tanto, el incremento de las actividades que se desarrollan en los
núcleos urbanos han ocasionado un tipo de contaminación que afecta tanto a las
relaciones laborales como al ocio y al descanso, se trata de la Contaminación
Acústica o Ruido.
¿Qué es el ruido?
El ruido se define como aquel sonido no deseado. Es aquella
emisión de energía originada por un fenómeno vibratorio que es detectado por el
oído y provoca una sensación de molestia. Es un caso particular del sonido: se
entiende por ruido aquél sonido no deseado.
¿Cuáles son los diferentes niveles de
ruido que hay?
Los niveles de ruido se miden generalmente según su
intensidad y nivel de potencia. La medida más utilizada es el decibelio. Con
estas medidas se pretende representar la sensibilidad del oído humano ante las
variaciones de intensidad sonora. Por ello, el valor 0dB equivale al umbral de
audición del ser humano. Aunque éste puede variar entre unas personas y otras,
se considera de forma genérica, el valor mínimo de audición.
La escala de ruido medido en decibelios conforme al oído
humano es:
0 à
Nivel mínimo de audición.
10-30 à
Nivel de ruido bajo equivalente a una conversación tranquila.
30-50 à
Nivel de ruido bajo equivalente a una conversación normal.
55 à
Nivel máximo aceptado por la OMS en horario nocturno.
65 à
Nivel máximo permitido de tolerancia acústica establecido por la OMS durante el
dia.
65- 75 à
Ruido molesto equivalente a una calle con tráfico, televisión alta…
75-100 à
Inicio de daños en el oído que produce sensaciones molestas y nerviosismo.
100-120 à
Riesgo de sordera
120 à
Umbral de dolor acústico
140 à
Nivel máximo que el oído humano puede soportar.
¿Cuáles son las principales fuentes
emisoras de ruido?
En los núcleos urbanos las fuentes de contaminación acústica
son muy diversas, pero generalmente podemos englobarlas en 4 categorías que
son:
·
Tráfico rodado, circulación de vehículos. Aproximadamente
el 80% del ruido producido en una ciudad.
·
Obras, construcciones industriales. Aproximadamente
el 10% del ruido total.
·
Ferrocarriles. Aproximadamente el 6% del ruido
producido.
·
Bares, locales, musicales y otro tipo de
actividades. Forman el 4% del ruido restante.
Se destacan como más ruidosas las zonas próximas a vías de
ferrocarril, autopistas o vías rápidas, aeropuertos, etc. Pero, por regla
general, los problemas de salud generados por el ruido, más que por una causa
puntual, se derivan de una multiexposición en distintos entornos, dependiendo
siempre del tiempo de exposición y de la sensibilidad de cada individuo. A
diferencia de la mayoría de los contaminantes, las consecuencias sobre la salud
de las personas derivadas del ruido se producen de forma acumulativa a medio y
largo plazo.
¿Qué consecuencias en la salud puede
generar una exposición prolongada a niveles altos de ruido?
La Organización Mundial de la Salud, (OMS), la Comunidad
Económica Europea, (CEE) y El Consejo Suprior de Investigaciones Científicas,
(CSIC), han declarado de forma unánime que el ruido tiene efectos para la salud
tanto fisiológicos como psicológicos.
La exposición prolongada al ruido, puede causar problemas
médicos como hipertensión y enfermedades cardiacas. Los ruidos por encima de
80dB pueden desembocar en conductas agresivas y síntomas psiquiátricos, aunque
la principal consecuencia es la pérdida de audición.
Dentro de los efectos adversos del ruido se pueden incluir:
Cefaleas. Dificultad para la comunicación
oral y capacidad auditiva. Perturbación del sueño y del descanso. Estrés,
fatiga, depresión, nerviosismo. Gastritis.
Efecto mascara: efecto
por el que la presencia de un sonido impide la percepción total o parcial de
otros sonidos. Se trata de un factor de aislamiento que además de las
consecuencias psicológicas negativas sobre las personas, puede disminuir la
eficacia del trabajo e incluso aumentar el riesgo de accidentes.
Fatiga auditiva: se
trata de una pérdida temporal de la sensibilidad auditiva que persiste después
de la supresión del ruido que ha provocado. Su efecto va disminuyendo
progresivamente hasta la recuperación de la capacidad auditiva total.
Los acufenos: son
ruidos que aparecen en el interior del oído por alteración del nervio auditivo
escuchándose un pitido constante, causando ansiedad y cambios de carácter a la
persona que los padece.
Pérdida progresiva e
inconsciente de la audición: el ruido mata a las células que componen el
sistema auditivo de forma irrecuperable, tras la fatiga auditiva si la
exposición al ruido continúa, se inicia el proceso hacia la sordera, que de
temporal pasa a ser definitiva, sin que se adquiera conciencia del proceso
hasta que éste es irreversible.
Efectos no auditivos: El ruido actúa negativamente sobre otras partes del organismo
además del oído. 50 o 60 dB son suficientes para que aparezcan enfermedades
asociadas al estímulo sonoro. En presencia de ruido, el organismo adopta a
observar efectos vegetativos como la modificación del ritmo cardiaco y vaso
constricciones del sistema periférico. Entre los 95 y 105 dB se producen
afecciones en el riesgo cerebral, debidas a espasmos o dilataciones de los vasos
sanguíneos, además de alteraciones en la coordinación del sistema nervioso
central; alteraciones en el proceso digestivo, dadas por secreciones acidas del
estómago lo que acarrea ulceras duodenales, cólicos y otros trastornos
intestinales; aumento de la tensión muscular y presión arterial; cambios de
pulso en el electro encefalograma; dilatación de la pupila, alterando la visión
nocturna, además de estrechamiento del campo visual. Se ha comprobado que en
los sujetos expuestos al ruido, se produce un incremento significativo en la
concentración de la hormona del crecimiento, que es uno de los principales
marcadores de estrés. En todo caso, el estrés ambiental no es más que la
respuesta defensiva del organismo a estímulos adversos.
La salud no debe entenderse sólo como ausencia de
enfermedad, sino que, salud debe ser sinónimo de bienestar físico y psíquico.
Efecto sobre el
sueño: el ruido puede provocar dificultades para conciliar el sueño y que
también despertar a quienes están ya dormidos. Se ha comprobado que sonidos del
orden de los 60 dB reducen la profundidad del sueño, así los ruidos sufridos
durante la noche inciden en la calidad del sueño no solo implica al cerebro,
sino al conjunto de componentes neuroendocrinas, térmicas y cardio – respiratorias del organismo.
Efecto sobre la
conducta: la aparición súbita de un ruido o la presencia de un agente
sonoro molesta para el sujeto pueden producir alteraciones en su conducta que
en la mayor parte de las ocasiones son pasajeras. El ruido provoca inquietud,
inseguridad, o miedo en algunos casos, también irritabilidad, astenia,
susceptibilidad exagerada, agresividad, alteraciones del carácter, alteraciones
de la personalidad y trastornos mentales.
Efectos en la
memoria: en tareas donde se utiliza la memoria, se observa un mejor
rendimiento en los sujetos que no han estado sometidos al ruido. El ruido hace
más lenta la articulación en la tarea de repaso, especialmente con palabras
desconocidas o de mayor longitud. Es decir, en condiciones de ruido el sujeto
sufre un coste psicológico para mantener su nivel de rendimiento.
Efectos en la
atención: el ruido repercute sobre la atención, focalizándola hacia los
aspectos más importantes de la tarea, en detrimento de aquellos otros aspectos
considerados de mejor relevancia.
Estrés: el ruido
es un elemento estresante fundamental, y no sólo los ruidos de alta intensidad
son los nocivos, ya que ruidos incluso débiles pero repetidos pueden entrañar
perturbaciones neurofisiológicas aún más importantes que los intensos.
Efectos en el
embarazo: se ha observado que las madres embarazadas que han estado desde
el principio en una zona muy ruidosa, tienen niños que no sufren alteraciones,
pero si se han instalado en estos lugares después de los cinco meses de
gestación, después del parto los niños no soportan el ruido, lloran cada vez
que lo sienten, y al nacer su tamaño es inferior al normal. Estudios realizados
en diferentes zonas de aeropuertos del mundo revelan unas tazas de
malformaciones anormalmente elevadas y un número también más elevado de niños
que nacen muertos. El ritmo cardiaco de una lactante se acelera ante un ruido
intenso y provoca, como en adultos, perturbaciones del sistema cardiovascular y
respiratorio y alteraciones hormonales diversas.
Efectos sobre la
infancia: el ruido es un factor de riesgo para la salud de los niños y
niñas, repercute negativamente en su aprendizaje. Educados en un ambiente
ruidosos se convierten en menos atentos a las señales acústicas y sufren
perturbaciones en su capacidad de escuchar y un retraso en el aprendizaje de la
lectura. Se dificulta la comunicación verbal, favoreciendo el aislamiento y la
poca sociabilidad. La exposición al ruido afecta al sistema respiratorio,
disminuye la actividad de los organismos digestivos, acelerando el metabolismo
y el ritmo respiratorio, provoca trastornos del sueño, irritabilidad, fatiga
psíquica, etc. De hecho, el ruido parece tener una influencia negativa sobre
las facultades de atención que se desarrollan desde los primeros años de vida.
En los niños se observa manifestaciones de agresividad, fatiga, agitación
psicomotriz, sentimientos de aislamiento, dificultad de socializar y
relacionarse con los demás, etc.
Efectos económicos:
La sobrecarga acústica a nivel urbano influye sobre el precio de las viviendas,
alquileres, etc., que irá decreciendo en función del aumento de ésta. En cuanto
al coste del ruido para la sociedad habrá que diferenciar entre los costes
directos, como la pérdida de productividad, dificultades de comunicación,
medidas de insonorización, etc., así como los costes indirectos, que son
consecuencia de las molestias o efectos negativos a largo plazo.
Efectos sobre el
medio ambiente: Los resultados de las investigaciones disponibles apuntan
efectos negativos del ruido sobre la nidificación de las aves, los sistemas de
comunicación de los mamíferos marinos. También la contaminación acústica
contribuye al desplazamiento de muchas especies animales de sus habitantes y
rutas naturales, así como a la aparición de impedimentos a sus costumbres de
reproducción y alimentación.
¿Cómo podemos colaborar nosotros para
disminuir la Contaminación Acústica?
Pasear por la Vía Pública de forma ordenada sin gritar o
cantar.
Evitando usar vehículos de motor a no ser que sea
imprescindible. De esta manera aparte de reducir el ruido estaremos reduciendo
la contaminación atmosférica por gases de efecto invernadero.
Evitar realizar actividades ruidosas fuera del horario
diurno como pasar la aspiradora o poner lavadoras.
Respetar las horas de descanso y el horario nocturno.
Evitar poner música o la televisión a un volumen muy alto
para prevenir molestias auditivas tanto propias como para el resto de los
vecinos.
Realizar obras domésticas sólo en el horario que establezcan
las Ordenanzas o normativas. Estas medidas deben ser incrementadas en horario
de verano ya que las molestias de ruido se incrementan por tener las ventanas
abiertas o por aumentar la actividad de ocio en horario nocturno.